Bajando por el Oeste
Una estructura es el marco para improvisar, para modificar; las opciones sino son tantas que te abruman y te paralizan. El itinerario de nuestro viaje es el marco elegido para crearlo y así es como va mutando y sorprendiéndonos en lugares no pensados. En la intuición se despierta el verdadero viaje. Lleva un tiempo salir de los esquemas que uno se impone, pero la India tiene ese poder, te vuelve flexible y espontáneo. Desde el instante en que llegamos cambió nuestros planes y nos llevó hasta Kashmir, que ni siquiera era un punto en nuestro mapa. Después de casi tres meses de andar, nos damos cuenta de la importancia de dejarse llevar; de viajar, pero al mismo tiempo dejar que la India nos viaje.
Así, entre muchos otros cambios, nuestro descenso que iba a ser por la costa Este resultó siendo por la costa Oeste. Desde Udaipur tomamos un bus hacia Bombay, donde paramos por el día para seguir viaje a Goa durante la noche. Si bien la gran Bollywood despliega como primer impacto la villa-miseria más grandes del mundo, nos causó una impresión mucho más placentera que Delhi ( será que ya estamos curtidos ?) con edificios ingleses bordeando las grandes arterias, una costa prolija que zigzagea una Mumbai imponente y cientos de cines mostrando el glamour de la India. De todos modos, un día fue suficiente para el calor, la humedad y el caos de semejante ciudad.
En el estado de Goa, el más turístico y occidentalizado, elegimos descansar en Palolem, la playa más alejada de las "fiestas" por las que Goa es conocida. Durante 4 días habitamos una choza de bambú rodeada de cocoteros, en la orilla del mar arábigo. La playa era pequeña, de arena dorada, llena de palmeras y con algunos restaurantes que a la noche acercaban sus mesas al mar para deleitarte con pescados grillados a la luz de las velas.
Nos enteramos de que nuestros amigos irlandeses estaban en Gokarna, la playa siguiente pero en el estado de Karnataka, y programamos pasar allí un par de días juntos antes de que siguieran su viaje a Tailandia. Fue muy bueno verlos de nuevo y saber que nos vamos a volver a cruzar en alguna otra orilla del mundo. ¡Es como ser testigos mútuos de nuestras aventuras! Gokarna es un poblado sagrado con templos y peregrinos de todo el país. En la playa del pueblo se ven a las mujeres con saris, completamente cubiertas, y a los hombres con longuis, una especie de pareo que puede usarse largo o corto. En el sur es muy común ver a los hombres usar estas “polleritas” combinadas con camisas o con el torso al aire. Como en esa playa no se podía estar en bikini, caminábamos 20 minutos atravesando una colina hasta Kudle Beach, similar a Palolem pero con muy poca gente y solo un par de restaurantes. Se podía seguir caminando y llegar así hasta otras 3 playas a 20 minutos una de otra: Om Beach, Half Moon y Paradise.
Después de varios días de playa, disfrutando de la temperatura ideal del mar arábigo, con la piel de un dorado irresistible, el cuerpo relajado por los masajes de Ayurveda y las cenas bajo la luna tomamos un bus nocturno bien movidito hasta Hampi para volver a la adrenalina del viaje.
Hampi es un lugar de lo más especial. El paisaje es casi una escenografía montada artísticamente: grandes rocas que forman montañas peculiares o están dispersas sobre campos de arroz, entre palmeras y plantaciones de banana. Parecen arrojadas por el cielo en un ataque de inspiración. Su belleza es desconcertante, no radica en la armonía de sus líneas sino en la asimetría de su caos. La magia nace en el contraste entre la sutileza artesanal de lo agrario y la brutalidad tosca de la roca. La energía del lugar te invita a la contemplación permanente y sobre alguna piedra uno encuentra cada día su atardecer.
Teníamos una choza redonda con techo de paja y una hamaca al borde del río. Paseábamos en moto por los alrededores para llegar hasta un laguito y visitar los templos montados en la cima de las piedras. A la noche, el programa era cenar delicioso en Laughing Buddha tirados sobre almohadones viendo una película.
En el bus a Hampi conocimos a María y Billy, unos españoles simpatiquísimos que viajaban con tres amigos franceses desde Gokarna: Nicolas, Jeremy y Lena. Tuvimos un rato largo de espera entre bus local y bus de línea para charlar y enterarnos que habían recorrido Argentina al principio de su año de viaje. Estaban encantados con Sudamérica y los nuestros. Como todos nos hospedábamos del otro lado del río, nos encontramos varias veces comprando pan o dando la vuelta al perro, y programamos un par de comidas y una tarde de sol en el lago. Gente divertida y cariñosa que abiertamente compartieron su onda de grupo con nosotros.
Es reconfortante encontrarse con parejas de nuestra edad o aún mayores (¡hasta con 2 o 3 hijos acompañándolos!) que se animan a cortar con todo y lanzarse a la aventura de viajar por un largo tiempo. ¡Hay locos en todos lados!
4 Comments:
espectaculares las fotos... por favor chicos... si no vuelven con minimo 5000 fotos, no los perdono. diviertanse mucho y disfruten. Para cuando vuelvan, no van a poder creer todas las vivencias que tuvieron y desearian tener imagenes de cada minuto de ese recuerdo. Abrazo y beso respectivamente Hong I
Hola Agus!! Hola Juan!! Feliz 2007!!!!!!!!!!!
Marcos
felicidades para el 2007!!!!
abrazo enorme,
Mechi y Martin
Hola chicos. Feliz año nuevo!
Me encantó este texto, genial! Lo leí todito! Las descripciones son logradísimas, como fotos!
Mañana me voy a Uruguay, improvisé un viaje para escapar de una relación amorosa intensa y un poco loca que parece que va a continuar. Vacaciones de todo! ja! Habrá amigos allá, entre otros Juan Ignacio, Evelyn y Esteban con quienes parece que voy a pasear unos días! Y también voy a cantar una canción con Dani Umpi, todo lindo!
Chau! Hasta prontito!
Gaby
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