Hacia el norte de Vietnam
Da Lat:
La ciudad de la eterna primavera está rodeada de bosques en medio de las montañas. Por sus intrincadas callejuelas con subidas, bajadas y curvas que te devuelven al mismo lugar, se ven casas de colores y arquitectura Kitsch. Es curioso como en Da Lat el campo se entremezcla con la ciudad. Detrás de las casas, los cultivos e invernaderos de flores se confunden con los patios.
En moto recorrimos los alrededores comenzando por el Parque Nacional Lang Bian que luce 4 picos volcánicos. Caminamos hasta el mirador más alto entre medio del bosque y una vez arriba, disfrutamos de un tecito con galletas en la confiteria del Parque observando las vistas espléndidas del valle y la ciudad. Luego bordeamos todo el poblado y nos internamos en el bosque para deleitarnos con una de las hermosas cataratas que ofrece Da Lat. Volvimos a la tarde y aprovechamos la moto para dar varias vueltas por la city.
Al otro día, después de recorrer el mercado, nos fuimos de pic-nic al lago que descansa en el centro del pueblo y nos pasamos el día bajo un árbol leyendo, escribiendo y viendo la gente pasar.
Nha Trang:
Es la playa turística más importante de Vietnam donde abundan las escuelas de buceo, los pubs, los packs turísticos a las islas y el snorkling. Conseguimos un hotelito simpático frente a la playa, ideal para nuestro ir y venir evitando las horas de más calor. Además de este "placentero no hacer nada playero" tomamos una excursión en bote para recorrer algunas islas. Pudimos hacer snorkling sobre hermosos corales habitados por cientos de peces de colores (¡encontramos a Nemo!), probamos el vino vietnamita en un bar acuático (frutado y berretón) y nos asoleamos en algunas playitas lindas.
Para culminar con la vida difícil de Nha Trang, nos castigamos el último día en un Spa sumergiéndonos en tinas de barro con aroma a eucaliptus, duchas vietamitas de alta presión y piscinas termales rodeadas de reposeras acolchadas bajo sombrillas de paja.
Hoi An:
Después de tanto relax, pasar unas 14 horas en un micro incómodo escuchando a una española quejarse a los gritos con una verborragia digna de un logrado personaje de Almodóvar, nos devolvió al ritmo de viaje.
Nos hospedamos en el casco viejo del pueblo a pocas cuadras del río. Hoi An es colonial y atractiva; con casas de dos plantas y balcones de madera en el primer piso, zigzagea en tonos amarillos al borde del agua. Por las noches, despierta el romanticismo invitando a sus huéspedes a cenar a la luz de las velas contemplando los reflejos nocturnos sobre el río. También conocida por sus 200 sastrerías, las ofertas de trajes y vestidos de seda a medida están en cada esquina. A la par se lucen los bares y cafecitos acomodados en casas antiguas con techos chinos.
También conocimos las Ruinas Cham, con fuerte influencia del hinduismo, que se volvieron más ruinas todavía después del bombardeo norteamericano durante la guerra. En algunos lugares se pueden ver aún los pozos que dejaron las bombas.
Con los preparativos para el año nuevo chino, la ciudad se llenó de flores y arbolitos de naranja. Reciben el nuevo año decorando las casas y los negocios con plantas, haciendo ofrendas de comida y dinero a los dioses, comprándose ropa nueva y cortándose el pelo. Paseando en bici un día antes del gran evento, nos deleitamos con las veredas transformadas en viveros, con gente yendo y viniendo cargando flores y arbustos sobre sus motos y observando divertidos las colas que se formaban ¡afuera de las peluquerías!
Hanoi:
Nos instalamos cerca del lago central, eje de los festejos nocturnos por la llegada del Año del Chancho. Después de descansar un rato, salimos a averiguar cómo ir a Sapa y a Halong Bay que eran los lugares por los que principalmente queríamos conocer el norte de Vietnam. Lo que nos enteramos fue que en Hanoi todo iba a estar cerrado por 4 días (culpa del cochino), que a la bahía de Halong se podía salir cualquier día, que a Sapa sólo se llegaba en tren y que los dos únicos pasajes disponibles dentro de los días planeados en Hanoi eran esa misma noche de año nuevo. Así fue como en una decisión relámpago, compramos un paquete para irnos a la noche a Sapa, regresar el tercer día a la madrugada y continuar en barco durante dos días por Halong Bay, para finalmente volver unas horitas a Hanoi y viajar a Laos en bus nocturno (maratón, pero cerraba).
El único problemita que tuvimos fue dejar el hotel donde nos habíamos hospedado esa mañana y lidear con el enfadó del dueño, que aunque le habíamos pagamos la noche nos hizo una escena de celos. Por suerte llegamos a la estación dos horas antes de que saliera nuestro tren. Cuando anunciaron que ya estaba en el andén, vimos a la gente correr en manada, mientras que nosotros nos lo tomamos con tranquilidad porque teníamos asignado un camarote de lujo (¡epa!). La sorpresa fue cuando descubrimos que nuestro habitáculo estaba tomado por una familia vietnamita. Nos tuvieron una hora reloj corriendo de vagón en vagón para intentar meternos en algún lugar, con propuestas disparatadas como ubicarnos en el staff room junto a los artículos de limpieza, las toallas y los vasitos descartables. ¡Hasta nos ofrecieron dinero para que aceptáramos! Después de pelearnos con medio mundo y cuando estábamos al borde de quedarnos abajo, apareció alguien que milagrosamente nos ubicó en un camarote victoriano, con paredes recubiertas en madera, colchones gordos, aire acondicionado y veladores acogedores (¡lujo asiático!). Lo compartimos con Mauro y Elisa, dos italianos de nuestra edad que están viviendo en Vietnam por un año, con los que charlamos de forma amena sobre nuestras vidas hasta quedarnos fritos después de tantas corridas.
Curiosidades comida:
1) A los pollos los cocinan con cabeza y patas. En el mercado los ofrecen todos acostaditos sobre una mesa (parace que estuvieran durmiendo)
2) Los pescados y las anguilas sin duda son frescos: los tienen vivos en palanganas y te los matan cuando los comprás.
3 Comments:
Se saltearon este blog, che!! Dejen un mensajito!
Hola, en octubre tengo previsto viajar a Vietnam… y la verdad que esto del tren me ha sorprendido, porque yo también iré a Sapa y “supongo” que tendré sitio asignado… de cualquier manera estaré pendiente de la movida…
Saludos
Keep up the good work.
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